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Los autos encontrados en cobertizos son artefactos automotrices. En muchos casos, se sabe poco sobre el automóvil, cómo terminó escondido o por qué. Pero a veces, hay una historia que, cuando se descubre, es tan magnífico como el coche mismo. En casos raros, esa historia es de un automóvil de un solo propietario que es un miembro querido de la tribu.
Eso nos lleva al video de hoy de un Dodge Charger 1968 antitético en troj. Propiedad de Larry, que acaba de cumplir 80 abriles, es un automóvil de un solo propietario que estuvo en un cochera durante 16 abriles. El Charger de 1968 es un transporte icónico por su presencia y por su papel como el coche conducido por los secuaces en la película Bullitt. Asimismo es una gran coincidencia que este Charger se almacenó en Tennessee, el mismo estado donde se escondió el Bullitt Mustang hasta que se volvió a presentar al mundo.
Pintado en celeste B5, este Charger está adecuadamente equipado con techo de vinilo, asientos individuales y consola. La carrocería tiene una pátina increíble y está casi vacante de óxido, gracias a morar en un estado en el que casi nada se ve cocaína. Irónicamente, el único daño al cuerpo ocurrió durante un par de tormentas de cocaína, incluida una abolladura en el estacionamiento de un Dairy Queen y un pequeño tanteo en el costado del cochera.
Lamentablemente, el propietario sufrió un derrame cerebral en 1995 y el Charger estuvo estacionado en varios lugares, incluso exterior, durante un período de tiempo. Hasta entonces, se mantuvo religiosamente con cambios de grasa y mantenimiento regulares. Incluso a posteriori de su azar cerebrovascular, el propietario lo encendía de vez en cuando para mantenerlo en funcionamiento y cree que funcionaría y conduciría con algunas reparaciones.
Con una cacharros nueva, puntos nuevos y gasolina nueva, el Charger cobra vida por primera vez en abriles. El mantenimiento meticuloso es evidente porque el coche todavía tiene 75 psi de presión de grasa al ralentí. A posteriori de cambiar las llantas y reparar los frenos de tambor, el Charger parece ansioso por retornar a la carretera.
Dylan y su equipo pasaron dos largos días poniendo en marcha y conduciendo el Charger. El esfuerzo vale la pena para escuchar el inconfundible ralentí de un Mopar V8 y la alegría de la tribu que ha aferrado al coche durante todos estos abriles.
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