[ad_1]
La inteligencia industrial (IA) promete revolucionar la industria de la movilidad, pero conlleva casi tantos riesgos y preocupaciones potenciales como beneficios. El concepto de resistir la inteligencia humana a los objetos inanimados ha existido durante milenios: el antiguo mito incomprensible de Talos deje de un androide coloso imbuido de la fuerza animoso de los dioses. El campo de la IA se fundó oficialmente en la decenio de 1950, pero solo recientemente comenzó a desgajar en el sector automotriz con dirección de flotas, predicción de tráfico, conducción autónoma, examen de voz y más.
El crecimiento ha sido rápido pero en gran medida sin control. “A medida que se desarrollan los sistemas automatizados, ofrecen la posibilidad de avances positivos, pero sin control, la IA ha legado circunscripción a vigilancia no consentida, discriminación por sesgo algorítmico y otros daños previsibles”, esa es la advertencia esbozada por los autores del Blueprint for an AI Bill of Rights, publicado en octubre de 2022 por la Oficina de Política Científica y Tecnológica (OSTP) de la Casa Blanca. El documento pretende enfilar el diseño, uso e implementación de sistemas automatizados de guisa segura.
[ad_2]
Source link